Divagando

Algunas notas, algunos versos de Ogden Graterol. Apenas empiezo...

Nombre: ogden graterol
Ubicación: Caracas, Distrito Federal, Venezuela

Ogden Graterol Prado: Publicista amante de la música y del empeño de sentir en prosa. Escribiendo desde que aprendí cualquier cosa que se me pasara por la mente de la manera que más sintiera. Ahora estoy aquí en el intento de ser leído por primera vez, por un público más amplio que mi familia y por supuesto por los amigos curdos; críticos absolutos de mi trabajo.

martes, febrero 14, 2006

laberinto (Parte III )

Piérdete en un instante
sobre tu propia mirada
deja el ego a un lado
para que veas
lo sensible que se vuelve la muerte
al no encontrar alma.
Molesta al cielo con tu dedo
marcándole una forma que esperas encontrar
entre tus visiones más absurdas
y no dejes
que una nube se atraviese en tu camino
mírala firme con ojos represivos.

viernes, febrero 10, 2006

Laberinto ( Parte I I )

Pierde ya sentido el saber
que se venía incesante
el luto por nada,
la felicidad espontánea
de un momento cualquiera
que nos deja la boca fresca y complacida
aspirando sin necesidad frases, verdades
o mentiras y bondades.
Quita ya del medio toda esta charla
que sólo te deja el cansancio
de pensar nimiedades
mientras se va pasando otro momento
en que puedes soñar
con importantes sudores
de pieles desconocidas,
no eches a un lado
lo que puede ser
otro día en el mundo
creado para escapar
Reseña si quieres
cada una de las cosas
que se van adueñando de tus bolsillos,
que nada cuesta
meter la mano para sacar
un puñado de monedas
entre papeles e hilos
y reflejarse en ellas
escuchando sus historias.

martes, febrero 07, 2006

Laberinto ( Parte I )

La secuencia inicial
de todo aquello que nos va persiguiendo
se siente cada vez que nos despertamos
con la idea de flotar
sobre un mar que rodea
un laberinto en espiral.
Todo lo que nos inquieta
se va adormeciendo
como paisaje encendido
de tarde y fuego
en una mirada que se pierde lejana
con sin sabores
de sueños a mitad.
Se queda atrás
cada uno de los rumores
que solíamos perseguir
contando vientos y memorias,
mientras alumbrábamos
con luz de vela nuestro pecho,
buscando la mancha que deja
el rocío de una copa rota
sobre nuestra sobriedad absoluta
que quiere, hace rato,
dormirse en el estupor
de una noche confusa
entre agudas trompetas,
cueros disueltos por la sal de un trago.